El arranque, la semana pasada, del “I Campamento de Cultura y Comunicación de Calle” (CCCC) nos ha permitido avanzar en el proceso de creación de nuevos colectivos que abracen el trabajo artístico desde lo comunicacional, con una visión descolonizadora y en correspondencia con el objetivo principal que en este momento nos unifica a las y los venezolanos: la paz.
Texto: Ciudad Caracas
Treinta y cinco jóvenes, con edades comprendidas entre los quince y los veintiséis años, inscritos en el Plan Chamba Juvenil, atendieron a la convocatoria que les hiciera el Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MPPC) para participar en este campamento que se extenderá, en su primera etapa, hasta el 9 de septiembre.
Comunicalle, colectivo artístico comunicacional perteneciente al Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información (MippCi), es el equipo encargado de conducir las actividades que incluyen disciplinas como el teatro, la danza, la música, el circo, el rap, el popping, el breaking, las artes plásticas, la poesía, el teatro de títeres, la narración oral y, de manera transversal, el periodismo y la comunicación de calle.
Como en toda dinámica grupal, el conocimiento de las habilidades y de los referentes culturales de las y los participantes fue el punto de partida para una aproximación a la realidad de cada uno de estos jóvenes, quienes con la ilusión de un primer empleo y el sueño de cristalizarlo por medio del arte forman parte de esta experiencia, el CCCC.
Un sencillo cuestionario con preguntas, en apariencia “inocentes”, nos ha permitido aproximarnos a la realidad de muchos de ellos.
Conocer sus gustos literarios nos ha revelado que sorprendentemente a muchos de ellos les fascinan los libros de historia. Otros se animan con los “clásicos juveniles” actuales al estilo Harry Potter y los que leyeron sus padres cuando tenían su edad, al estilo Robinson Crusoe.
Al preguntarles sobre sus preferencias musicales, las respuestas van desde la salsa y el reguetón, hasta las chatarritas en inglés, incluyendo precisiones, en un caso muy puntual, sobre músicos árabes y franceses.
Ninguno de ellos mencionó el joropo, el tambor o el tamunangue (por citar tres de nuestras formas musicales que invitan al baile), como género de su predilección.
En algo sí hubo acuerdos unánimes en las respuestas: ¡todos coinciden en que el chocolate es su golosina preferida!
Esta semana iniciamos una nueva jornada de trabajo. El próximo lunes les contaremos.
Tomado de: La revolución en escena: Diario de taller (I)
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