Los participantes del tercer Congreso de Periodismo Cultural se adentraron en la magia y belleza de la crónica, presentada por los expertos en el género, Earle Herrera, Pedro Ruíz y Lil Rodríguez.
Dando inicio, Herrera explicó que en la crónica confluyen tres disciplinas: la periodística, la histórica y la literaria, y tiene como objetivo principal satisfacer la necesidad de comunicar, así como también lograr que el lector sienta la misma experiencia del autor.
Texto: Ciudad Caracas
“El cronista observa cosas que todos vemos, pero tiene la particularidad de verla diferente y contarla diferente (…) El cronista no te está ofreciendo un relato objetivo de la realidad, él te está dando su visión y para que tú sientas que estuviste allí, como lo hacen los cronistas deportivos. El género tiene una magia que nos atrae y que permite tocar todos los temas”, dijo Herrera.
Para que una crónica produzca curiosidad o conmoción es necesario engachar al lector desde el primer párrafo. “Para que esa musicalidad se quede armónicamente en el oído, no como un instrumento musical o una bella voz, sino con el contenido de la palabra. Eso es lo que busca un novelista, un cuentista o un cronista, que lo que te contó se quede en ti”, agregó Herrera.
También disertó sobre algunas de las temáticas abordadas en este género, como por ejemplo sucesos; que refleja lo más terrible que puede hacer el ser humano; la científica, que requiere precisión pero se puede incluir poesía para que la ciencia esté al alcance de todos, tal y como decía José Martí; y por último está la crónica social, que apunta las fiestas exclusivas consolidadas por las grandes élites millonarias.
Por otra parte Pedro Ruíz considera que este género está arraigado en el corazón de América Latina. “Earle Herrera logró algo que no ha hecho todo el mundo, que es sacar la crónica de la academia y ponerla a las manos del pueblo. La crónica en este momento es una necesidad imperiosa, porque es, entre otras razones, una constructora de comunidad, de ciudadanía”.
También trajo a colación la obra de José Martí, “En los fragmentos se ve que cuenta hasta las gallinas y refleja el comportamiento de la gente. En ese sentido, Chávez se parece mucho a Martí, esas son las características que vemos en ese libro tan extraordinario, que se llama Los cuentos del arañero. En todas partes hay razón para escribir una crónica, que ante todo este género responde a una gran curiosidad, y estamos convencidos de que tenemos que afianzar una escritura que nos nombre y diga lo que somos”.
Para culminar, Lil Rodríguez considera que la crónica no solo debe ser dirigida al pueblo, sino que el mismo pueblo sea partícipe en la descripción de su historia. “Cuando vamos a escribir tenemos que ser muy investigativos y saber dónde estamos parados. Otra condición que exige la crónica es tener absoluta honestidad, tener certeza en nuestra limitación y capacidad”, destacó.
Tomado de: La magia de la crónica tomó los espacios del Teatro Bolívar
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