El nacimiento del niño Otilio del vientre de Rosa Gutiérrez es un 13 de diciembre, día de Santa Lucía, en un pueblo de tierra fértil sembrado en aquellos tiempos (1935) de bucares, cedros, jabillos, samanes; circundados por maizales y cañaverales, además habitados por lapas, cachicamos, cunaguaros, monos capuchinos y ¡Ay Dios mío por Dios! por mapanares rabo de candela.
Texto: Prensa Fundación Misión Cultura
El obispo Mariano Martí viaja por el macizo de Nírgua y la sierra de Aroa para descender a la depresión yaracuyana (1782), encuentra un pueblo de indios Jirahara-Ayaman al que cita con el nombre de Santa Lucía de Yaritagua.
Así naturaleza, madre, hombres, mujeres, niños y libros forman “…la integración de mi personalidad, todos ellos contribuyeron a que yo pudiera hacer grandes y graves reflexiones que… condujeron hacia el amor a todo lo que me circunda”. (*) Elementos primigenios de su “Paisaje interior” como dice el poeta Mario Fernández.
Una ventisca suave eleva las semillas haladas y las lleva a refugios de floras diversas, una de ellas germina en un lugar que llaman Caracas, en pleno Orfeón de nuestra Universidad Central de Venezuela con maestros como Vinicio Adames, Modesta Bor, Inocente Carreño, Evencio Castellano, Antonio Estévez, Antonio Lauro. En ese instante siente la necesidad ontológica de regresar al útero natural y emerge de allí con fuentes de palabras enhebradas a la música en cada oración y surge convertido en canto para componerles a los campesinos, obreros, hijos, hijas. Así escribe sus letras para traducir la espiritualidad popular en polifonías y contrapunto; canciones como parrandas y aguinaldos tradicionales.
Sus aguinaldos han sido interpretados por muchas voces altas nacionales, latinoamericanas y de otros orbes:
Dime si es Pascua (fragmento)
Pascua donde no se nombra al Mesías dime si es Pascua José si no le cantan al Niño Jesús dime si es Pascua preciosa María.
Luna decembrina (fragmento)
Prendan la luz que es diciembre son las 12 abran la puerta todo se despierta con la Navidad.
“Mis canciones son pedacitos de alegría por aquí, y pedacitos de tristeza por allá ¿y por qué no? De los guayabos también” (**)
“No tengo necesidad de buscar libros…para hacer mis canciones, en ocasiones hasta me asusto porque la letra me viene con música incluida y miro a la virgen y le pregunto ¿Madre…me estás soplando?” (**)
Así es el maestro, sobre hombres como él hay que hablar, escribir y sentir en presente. Cuando el cántico dice Otilio surgen los coros y orfeones policromáticos.
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(*) Ruiz Pedro: Dos Poetas cantan La Patria. Fundación Editorial: El perro y la rana. Caracas, 2007.
(**) Lorenza Almaza: “Otilio Galindez, la poesía hecha música”, en CUATRO F. 14 de diciembre de 2018.
Tomado de: Otilio Galíndez: Naturaleza viva de las parrandas y los aguinaldos
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