En las redes sociales y en algunas páginas web, como 800 Noticias, Chismeven, Noticiero Digital o Caraota Digital, se afirma con insistencia que el reloj del Parque Beethoven, reinaugurado el pasado domingo por el gobierno bolivariano, tenía un “vergonzoso error” en la numeración de sus horas. En particular, el rumor insiste en que es incorrecto haber colocado “IIII” en vez de “IV” para señalar la cuarta hora. ¿De verdad fue un error?
Texto: Alba Ciudad (Luigino Bracci Roa)
Una sencilla búsqueda en Internet permite entender que es común usar “IIII” en vez de “IV” en muchos relojes desde hace cientos de años.
No se conoce con exactitud cuál es la razón, pero sí hay muchas leyendas y teorías; el punto es que una inmensa cantidad de relojes construidos en Europa durante la Edad Media usaban “IIII” en vez de “IV” en su numeración, y la costumbre fue adoptada por numerosos relojeros hasta el día de hoy. Otros, por su parte, prefirieron seguir usando el “IV”.
Relojes muy conocidos, como el de la Puerta del Sol en Madrid, colocan “IIII” en vez de “IV” en su numeración.
En Suecia, la catedral de la ciudad de Lund, construida en el siglo XII, es el principal monumento de la ciudad y quizás la obra más significativa de la arquitectura románica en todos los países nórdicos. Posee un reloj astronómico construido alrededor de 1424, que usa el “IIII” como numeración. Pero además, Indica la fecha incluyendo mes y año, el día de la semana, la fecha juliana, la fecha de la cuaresma, Semana Santa, Pentecostés, las fases de la Luna, los signos del zodiaco, equinoccios y solsticios, la posición del Sol y de la Luna.
En Italia se puede encontrar la Torre dell’Orologio, situada en la plaza de San Marcos en Venecia. Alberga el reloj más importante de la ciudad, el reloj de San Marcos. El edificio fue diseñado por Mauro Codussi y construido entre 1496 y 1499. El mecanismo del reloj, que data de 1499, mueve la principal esfera del reloj, que consiste en varias esferas concéntricas. Las más exteriores muestran los números 1 a 24 en numerales romanos, y una manecilla embellecida con la representación del sol indica la hora. La segunda esfera representa los doce signos del zodiaco. Las esferas interiores indican las fases de la luna y el sol.
Otro caso famoso es el reloj de la Torre Zytglogge, en Berna, Suiza, que data del siglo XIII y tiene un hermoso reloj astronómico del siglo XV. La torre fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y es la atracción turística más famosa de Berna.
En la ciudad de Lier, al norte de Bélgica puede encontrarse la Torre Zimmer. El astrónomo y relojero Louis Zimmer construyó en 1930 el reloj del Centenario o Jubileo, que se encuentra en su parte frontal, y consiste en doce relojes que están alrededor de uno central, que muestra la hora. Los otros muestran la posición en el ciclo solar de veintiocho años, los días de la semana, las estaciones, las fases de la luna, entre otros.
En Venezuela, numerosos relojes usan “IIII” en vez de “IV” para dar las cuatro de la tarde. Un ejemplo es el de la catedral de Los Teques, que puede verse en las dos fotos a continuación, tomadas del sitio web Panoramio:
En Güigüe, estado Carabobo, es posible hallar este reloj en su catedral, como puede verse abajo a la izquierda, en la foto de Athenea Palas. A la derecha puede verse la foto de la Catedral Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, en Barinas, tomada del blog Archivo Histórico de Barinas. Ambas usan “IIII”. Puede hacer click en ambas fotos para verlas más grandes.
También es común hallar relojes que usen el “IV”, como el de la Catedral de Caracas, en la plaza Bolívar.
Por otro lado, el reloj del Parque Beethoven usaba “IIII” antes de ser restaurado, como lo demuestra esta foto hallada en el foro de discusiones de Letras y Algo más, y que data del año 2008. Si el gobierno hubiera cambiado el “IIII” por “IV”, probablemente estaría siendo criticado por alterar su diseño original.
Razones para usar “IIII”
Como señalamos al comienzo del artículo, no están totalmente confirmadas las razones por las que algunos relojeros prefirieron usar “IIII” y no “IV” en la numeración de sus creaciones. Hay muchas teorías, historias y leyendas.
El escritor y bloguero español Alfred López explica que el sistema de numeración romano estaba basado a su vez en el etrusco, en el que efectivamente el número 4 se escribía como “IIII”. Al adaptar el sistema sustractivo, comenzaron a usar “IV” para señalar que 4 equivale a restarle 1 al 5.
Entre las razones por las que se usa “IIII” en numerosos relojes, una de ellas podría ser estética. López cita una recopilación del Instituto Británico de Relojería, según la cual los cuatro caracteres IIII crean una simetría visual con el número VIII, su opuesto en la esfera del reloj, que también tiene cuatro dígitos. Con el IV, esta simetría visual no se cumple.
López indica que hay muchísimas historias que relacionan a un monarca con el hecho de que el 4 en los relojes se escriba IIII. “La más creíble es la que explica que, en el año 1370, el relojero Henry de Vick recibió el encargo de realizar un reloj que se colocaría en la torre del Palacio Real de Francia (conocido como La Conciergerie o el Palais de la Cité). El rey Carlos V de Francia recriminó al artesano el haber representado el 4 como IV. El relojero señaló que era así como se escribía, pero Carlos V respondió enojado: «El Rey nunca se equivoca» (por algo era apodado El sabio). Por tanto debió continuar el uso del IIII. El reloj fabricado por de Vick continua colocado allí”.
La segunda monárquica explica que “un relojero suizo confeccionó un reloj encargado por su soberano, cometiendo la equivocación de representar el número 4 como IIII y no IV. El rey mandó ejecutar al artesano y, como protesta ante tal hecho y homenaje, todos los colegas de profesión del relojero decidieron utilizar el IIII en vez de IV”.
También hay quién sostiene que se mantuvo el número IIII por razones religiosas. “Se decía que el IV corresponde a las dos primeras letras del dios romano Júpiter (IVPITER en latín), y por tanto su uso para denominar a un número podría considerarse inapropiado y blasfemo”, señala López.
Otras explicaciones apuntan a comodidad (IV es más difícil de leer dada su posición en la esfera del reloj, ya que queda casi boca abajo), evitar confusiones (el número IV podría confundirse con el VI al estar ambos boca abajo) o simplemente por economía: los relojes se fabricaban de forma artesanal y los números se realizaban con moldes, pegándose después a la esfera. Una forma de economizar era haciendo los moldes con el conjunto de cada número, por lo que, para hacer un reloj, se necesitaba un molde con cuatro X, otro con cuatro V y cinco moldes con cuatro I.
Tomado de: ¿Hubo un error en los números del reloj del Parque Beethoven?
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