Sin dejar de admitir las dificultades que se viven en Venezuela, un corresponsal de la BBC reconoce que es falso que en el país se esté viviendo una “hambruna”, que el país se esté “cubanizando”, que el chavismo esté desapareciendo, que no haya libertad de prensa o que la gente no se entretenga. Explica que la percepción de la gente en el exterior sobre nuestro país es “catastrófica”. ¿A qué se debe esto?
Texto: Alba Ciudad (Luigino Bracci Roa)
Con un artículo titulado “5 mitos sobre la crisis en Venezuela (y lo que pasa en realidad)”, la BBC, un medio que tradicionalmente ha sido bastante crítico al gobierno del presidente Nicolás Maduro, reconoce que hay “impresiones exageradas” en la percepción que tienen habitantes de numerosos países sobre la situación que ocurre en Venezuela
“Cada vez que salgo del país me encuentro con las preguntas de mi familia, de mis colegas, sobre si todo es realmente tan grave, tan catastrófico, como se reporta en los medios de comunicación”, escribe Daniel Pardo, quien ha escrito artículos bastante duros en BBC sobre la situación en Venezuela. “Las preguntas empiezan con ‘¿estás comiendo?’, pasan por ‘¿el gobierno te censura?’ y terminan en ‘¿tienes escoltas?'”.
Reconoce Pardo que productos básicos como arroz, harina o leche son muy difíciles de conseguir, pero que, “por muy costosos que sean, los venezolanos consiguen frutas y verduras disponibles en cada esquina“.
Uno de los cinco mitos que ataca en su artículo es que en Venezuela haya una hambruna. Si bien señala que el 90% de los venezolanos dijeron hace un año que están comiendo menos y que en 2016 las condiciones han empeorado, también aclara: “Pero eso no es una hambruna, tal como la define el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas: que al menos 20% de los hogares sufran escasez severa; que la malnutrición sea de más del 30% y que al día mueran 2 personas por cada 10.000″.
Pardo no señala cuáles son las cifras reales de personas que fallecen por desnutrición en Venezuela. Sólo consiguió las cifras que dan sectores de la oposición, quienes no son voceros autorizados en la materia. Según ellos, hubo 28 muertes al día por desnutrición en Venezuela en junio, cifras que no han podido ser confirmadas ni contrastadas independientemente.
“Según la ONU, una hambruna en Venezuela, donde hay 30 millones de habitantes, implicaría 6.000 muertes al día por desnutrición”, explica Pardo. “Los expertos venezolanos coinciden en que lo que ocurre acá no es lo mismo de Etiopía en los años ochenta o Corea del Norte en los años noventa”, casos que sí fueron definidos como hambrunas.
¿Por qué decir que hay una “hambruna”?
No explica Pardo por qué hay un interés tan grande en imponer la visión de que hay una hambruna en Venezuela: su existencia justificaría una intervención extranjera en el país con fines “humanitarios”. En el manual TC 18-01 de las Fuerzas Especiales estadounidenses sobre la Guerra No Convencional, la “asistencia humanitaria” es la fase final de una serie de operaciones de sabotaje económico y político sobre un país que deba ser intervenido.
¿Y por qué hay que intervenir Venezuela? Hubiera sido interesante que Pardo hiciera un resumen sobre las inmensas riquezas naturales que hay en el país, y los numerosos intentos hechos desde desde 2001 por factores corporativos y políticos internos y externos, que han realizado para intentar derrocar a Hugo Chávez y su sucesor.
Tampoco señala Pardo que existen importantes intentos de parte del gobierno venezolano en ayudar particularmente a los sectores más vulnerables del país que pudieran ser afectados por la crisis, tales como las bases de misiones, las tarjetas de misiones que ofrecen subsidios a las familias con mayor pobreza, o los Comités Locales de Abastecimiento y Producción, o CLAPs.
“Cubanización”
Pardo también dedica uno de los apartados de su artículo a negar que “Venezuela se haya cubanizado”.
En primer lugar, hay que explicar el origen politizado que tiene este término, muy usado por detractores del socialismo, quienes aseguran que las condiciones de vida se han deteriorado en países como Venezuela como consecuencia, supuestamente, de intentar implementar el sistema económico socialista.
Se suele omitir que, en realidad, ningún país ha logrado implementar un sistema económico socialista, ni siquiera Cuba. Muchos de los problemas que se viven en estos países no son causados por el socialismo, sino por sanciones comerciales y diferentes formas de sabotaje que se aplicaron contra ellos.
Por ejemplo, el bloqueo estadounidense contra Cuba ha impuesto por más de 50 años duras sanciones a cualquier empresa estadounidense que se establezca en la isla antillana o que mantenga relaciones comerciales con su gobierno. Incluso se imponen multas a ciudadanos estadounidenses que viajen a la isla.
Esto suele explicarse muy poco en los medios de comunicación.
Pardo omite esa explicación en su análisis, pero sí reconoce que el sector privado tiene muchísima más actividad en Venezuela que en Cuba, indicando que aquí sigue siendo normal que las personas vayan a tiendas y locales como McDonald’s, Zara o Bershka los fines de semana, y que existen grandes centros comerciales que aún continúan funcionando, aunque sus ventas son mínimas.
No explica que parte de estos problemas se han debido a la necesaria priorización de las divisas que realiza el gobierno venezolano tras la caída de los precios del crudo: Venezuela antes podía vender el petróleo a 120 dólares el barril, pero ahora debe hacerlo a 37 dólares o menos. Ante esta abrupta caída en el ingreso petrolero, la mayor parte de las divisas que ingresan deben usarse para importar alimentos y medicinas, y el resto de ellas se ofrecen a tasas de cambio superiores, que causa que muchos productos importados tengan precios exorbitantes.
Otra causa de la caída de las ventas en los centros comerciales, que omite Pardo en su artículo, se debió al racionamiento eléctrico causado por la aguda sequía que se vivió en el país hasta hace poco, que causó que se impusieran horarios en estos establecimientos. La mayor parte de la electricidad en Venezuela se genera en centrales hidroeléctricas, cuyos embalses estuvieron en una situación realmente crítica.
Sin embargo, Pardo admite que en Venezuela “hay bancos españoles y estadounidenses, sucursales de las multinacionales más importantes del mundo y medios de comunicación independientes del mundo entero. No en Cuba”, en parte por el bloqueo que se hace desde los Estados Unidos.
“Hay periodismo opositor”
Pardo también habla de diferentes problemas que tiene lo que él denomina “la prensa independiente”, entre ellos las dificultades para importar papel periódico. En realidad, hay dificultades para importar cualquier cosa, y las dificultades no las tiene únicamente la prensa: todo tipo de empresa pública y privada tiene ese tipo de problemas.
Las dificultades con el papel no están limitadas a medios opositores: también los medios oficiales y de izquierda, e incluso las editoriales e imprentas gubernamentales tienen los mismos problemas a la hora de importar papel e implementos, sólo que tienden a no hacerlos públicos.
En determinados momentos, los diarios Correo del Orinoco y CiudadCCS, que editan instituciones del gobierno bolivariano, han tenido que imprimir con un tiraje reducido o una cantidad de páginas menor a la acostumbrada; las editoriales del Ministerio de la Cultura también se han avocado a generar y distribuir numerosos libros en formato electrónico o digital, como forma de continuar dándole distribución a diversas obras ante la escasez de papel y tinta. Nada de esto se puede atribuir a ningún tipo de censura, sino a las dificultades obvias por el acceso a las divisas.
Tal vez una de las peores mentiras que coloca Pardo en su artículo es que hay “muchos periodistas enjuiciados o en la cárcel misma”. Sin embargo, Pardo no señala que Venezuela, a diferencia de países como México u Honduras, no cuenta con problemas de asesinatos de periodistas. En 2015, en México se registraron 14 casos de asesinatos de comunicadores sociales y otros dos se encuentran desaparecidos, según datos de la Comisión de Investigación de Atentados a Periodistas-Federación Latinoamericana de Periodistas (CIAP-Felap). En Honduras hubo 10 periodistas muertos de forma violenta ese mismo año, seguido de Brasil con ocho, Colombia con cinco y Guatemala con 3.
Sobre los “periodistas” sometidos a juicio, en muchos casos se trata de demandas particulares ya no contra comunicadores sino contra editores y dueños de periódicos, tales como Miguel Enrique Otero, Alberto Federico Ravell, Teodoro Petkoff o Rafael Poleo, quienes han acusado a diferentes políticos del chavismo, reiteradamente y sin pruebas, de pertenecer a carteles de la droga y éstos les han demandando por difamación agravada continuada. Ninguno de ellos está detenido.
Otero también enfrenta un juicio tras ser demandado por Alfredo Peña, exalcalde mayor caraqueño y furibundo opositor, por una cuantiosa deuda en dólares, lo que generó una investigación por el origen de dicho dinero.
Internet
En torno al acceso a Internet, señala que “es el más lento de la región, pero casi todos tenemos conexión con acceso a Facebook, Netflix y medios internacionales críticos del gobierno. En Cuba no”.
No indica que el acceso a Internet en Venezuela por parte de personas de sectores populares y rurales es mucho mayor que en otros países, ni que el acceso a Internet en Cuba ha estado restringido, entre otras razones, por las dificultades que impone el bloqueo estadounidense a la isla.
En su comparación entre Venezuela y Cuba, Pardo omite los numerosos logros en materia de educación y salud que posee la isla, que por lo general no suelen verse en países capitalistas de la región, pero que también comienzan a verse en Venezuela, en particular en educación universitaria y mortalidad infantil.
Pero sí señala Pardo que la amplia frontera que tiene Venezuela y el hecho de ser un país petrolero, causa gravísimos problemas de contrabando de los que carece Cuba al ser una isla.
Supuesto “odio” a Maduro
Pardo señala que el presidente Nicolás Maduro mantiene apenas 30% de apoyo “según diferentes encuestas”, aunque, de ser esto cierto, él señala que “es más de lo que tienen los presidentes de Brasil, Chile o Colombia”.
Sin embargo, reconoce el escritor que “Chávez sigue registrando 60% de aprobación, por lo que es difícil pensar en el fin del chavismo”.
Vida nocturna
El análisis sobre la inseguridad y la delincuencia en Venezuela que realiza Pardo es un tanto superficial y no profundiza en sus causas, sino en sus efectos: Pardo señala que “en los sectores de clase media y alta las calles se quedan desiertas después de las 9 pm”, pero también da a conocer una gran verdad: “Aún hay muchos, no solo en Caracas, sino en todo el país, que salen a las discotecas, bares y restaurantes. Paradójicamente, en el lugar donde hay más homicidios, los barrios populares, la noche es tan activa como en cualquier ciudad”.
Y también reconoce que “los centros de las ciudades y pueblos son durante el día tan o más bulliciosos, folclóricos y divertidos que en cualquier otro lugar de América Latina”, y en esto tiene mucha razón.
Pardo omite que han habido logros particulares. El casco histórico de Caracas se convertía en un sitio muy peligroso a las seis de la tarde. Los trabajos adelantados por el entonces presidente Hugo Chávez, el alcalde Jorge Rodríguez y el gobierno del Distrito Capital lograron convertir el centro de Caracas y ciertos sitios cercanos, como el Teatro Teresa Carreño, en lugares llenos de vida, con numerosos teatros y locales comerciales abiertos hasta las 9 de la noche.
Tomado de: BBC reconoce que en muchos países hay "impresiones exageradas" sobre crisis en Venezuela
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